jueves, 22 de diciembre de 2011

Dime cómo consumes y te diré quién eres

Por Miguel Á. Ortega (publicado en el nº 39 de El Correo del Medio Ambiente)
Quizá el título de este artículo sea un poco exagerado, pero sí es cierto que nuestros patrones de consumo revelan en cierta medida nuestra actitud hacia cuestiones como la protección del medio ambiente y las desigualdades sociales las cuales, dicho sea de paso, están muy unidas.


Diversos estudios certifican que la Tierra no sería capaz de proveer los recursos necesarios para que toda la humanidad consumiera al nivel que lo hacemos en los países ricos. Además, según una investigación de ámbito europeo, parece que en torno a una tercera parte de la población europea presenta un nivel alto de adicción al consumo irreflexivo o innecesario, lo cual se relaciona con insatisfacción personal (estados de ansiedad, falta de estímulos vitales…), carácter hedonista, excesiva credulidad y otros rasgos, que pueden llevar al consumista compulsivo a padecer un auténtico calvario.

Las 3 erres …

Un consumo responsable comienza por consumir lo menos posible, rechazando lo superfluo. Esta idea se corresponde con “reducir”, una de las famosas tres erres. La siguiente erre, por orden de importancia, es la de reutilizar. Le sigue reciclar que, aunque importante, es una estrategia que evita el impacto ambiental en menor medida que las anteriores.

Y otra idea más

Si de verdad nos tomamos en serio que nuestra vida no debe ser una experiencia que contribuya a empeorar nuestro mundo, también hay otra cuestión de vital importancia que debemos tener en cuenta: ojo con los productos importados de los países empobrecidos. Si bien es perfectamente posible que se cometan abusos ambientales y sociales en los países ricos, en los pobres lo es más aún. Por ello surgió hace décadas el concepto de comercio justo.  Las consideraciones éticas, sociales y ambientales aplicadas al consumo son los fundamentos del concepto consumo responsable.

El etiquetado  

Para ayudarnos a distinguir aquellos productos elaborados de forma responsable con el medio ambiente o con los derechos de los trabajadores, se han elaborado algunas etiquetas respaldadas por la acción inspectora de organismos públicos o de prestigiosas instituciones privadas. Aquí mostramos algunas.

Agricultura ecológica europea. La nueva etiqueta entró en vigor el 1 de julio de 2010. Acompaña a los productos agrícolas y ganaderos elaborados eliminando el uso de plaguicidas químicos, proporcionando un espacio mínimo amplio a los animales o evitando el uso de antibióticos en el tratamiento de enfermedades del ganado.

Etiqueta ecológica europea. Se otorga a una gran variedad de productos de consumo final, (desde camas o zapatos hasta ordenadores) en cuya producción se han reducido los efectos ambientales adversos. Como la anterior, su uso está supervisado por la UE. 

Etiquetado energético. Informa sobre el consumo energético de bombillas y electrodomésticos.

Fairtrade (comercio justo) Es un sello concedido por una asociación integrada por diversas entidades que comercializan productos de comercio justo. Se otorga a 19 gamas de productos, dieciocho de las cuales son de origen agrícola y la restante se dedica a los balones de fútbol. Garantiza la mejora de las condiciones sociales y ambientales de los colectivos que intervienen en la producción de estos bienes de consumo.


FSC (Forest Stewardship Council). La misión del FSC es promover la gestión forestal ambientalmente responsable, socialmente beneficiosa y económicamente viable en los bosques de todo el mundo. Esta etiqueta acompaña a los productos del bosque y derivados que han sido gestionados conforme a los criterios de FSC.





No hay comentarios:

Publicar un comentario